3- Invierte en capacitación

En una ocasión tuve la oportunidad de estudiar un curso especializado en reparación y mantenimiento de instrumentos de viento y fue de mucha sorpresa para nosotros escuchar al maestro decir: “La forma en cómo funciona el ejercicio musical depende en un 80% de tu capacidad –la cual desarrollas a través de la disciplina y el estudio– y un 20% del equipo que uses –instrumentos, bocinas, micrófonos”.

Más importante que los equipos que puedas tener es la manera en cómo lo estés utilizando. Lo ideal es usar estos recursos de manera óptima –sacar el máximo de ellos. He visto muchas iglesias hacer altas inversiones en equipos de punta, pensando que esto resolverá sus problemas en el ministerio de alabanza, al extremo de asumir cargas presupuestarias muy fuertes solo para adquirir equipamientos que no corresponden con su realidad y la mayor parte del tiempo no obtienen el debido provecho de la inversión.

La capacitación debe ser intencional y en dos sentidos:

  • Teológica-espiritual: Lo mas importante que debemos promover en el grupo es la gloria de Dios. Nosotros fuimos separados desde antes de la fundación del mundo para Él (Ef. 1) y esa gloria de Dios debe ser el motor que impulse todas nuestras acciones. Otras cosas que debemos cultivar es el estudio y respeto por la Palabra de Dios, motivar la piedad y la integridad, invertir tiempo y recursos en buenos libros, artículos, algún retiro espiritual, tiempo de oración personal y colectivos y tiempos informales de comunión que nos estimulen al amor y a las buenas obras. Todo esto lo debemos promover en nuestros ministerios.
  • Técnico-musical: Debemos establecer un estándar en cuando al nivel musical, y procurar una búsqueda constante de la excelencia. Si lo que hacemos es para la gloria de Dios siempre debemos dar lo mejor. No aprovechar las oportunidades de preparación que Dios nos brinda es quedarnos cortos en nuestra labor para Él.

Debemos invertir en la gente. Discipulados, estudios bíblicos, enviarlos a estudiar música (tanto clases de canto como de instrumentos). Sé que es más fácil esperar que lleguen músicos formados, pero es mucho mejor cuando la cosecha fue producida ahí mismo en tu granja. La realidad de América Latina no es la misma que en los Estados Unidos donde la mayoría de los alumnos reciben la música desde la escuela primaria. Por esta, y otras razones, debemos trabajar de acuerdo a nuestro contexto.

Muchas veces esperamos cosas de personas que tienen el potencial para hacerlo pero no la preparación (aprendamos a saber la diferencia). Necesitamos discernimiento para encontrar gente íntegra y piadosa con el potencial requerido para el ministerio apropiado.

Y como iniciamos este escrito, termino recordando: Es necesario invertir en ambas alas (teológica-espiritual y técnico-musical), para que el avión pueda volar seguro hacia su destino final: solo la gloria de Dios.

Son muchos los principios que son aplicables a la hora de iniciar un ministerio musical desde cero, pero creo que meditar en estos tres (proveer una visión clara del ministerio, identificar tu realidad e invertir en capacitación) nos permite tener una ubicación exacta de dónde estamos y hacia dónde vamos.